martes, 3 de mayo de 2011

Momentos escritos

Hay quienes creen que la literatura suscita situaciones; que cuando escribimos, aquellas palabras que plasmamos en el papel o la pantalla y que describen hechos, sucesos, acciones y decisiones de los personajes, tarde o temprano terminan ocurriendo en la realidad. Pero al fin y al cabo, ¿qué escribimos?, ¿sobre qué y quiénes escribimos? Lo hacemos, ni más ni menos, sobre personajes que pueden ser tan reales como tú o como yo, sobre situaciones que pueden ocurrir en la vida real, tendemos a la verosimilitud.
¿Quién no ha leído algo y se ha sentido identificado? ¿Acaso somos tan diferentes los unos de los otros? ¿No es la literatura tan universal como para ser entendida y aceptada (salvando las diferencias del lenguaje) en cualquier lugar? Al margen de ciertas diferencias culturales, ¿qué más da dónde se geste una historia? Lo que se escribe, en muchos casos, tiende a ser tan real como la propia vida y por tanto, puede suceder.
Escribimos sobre momentos de nuestra existencia, de la que podría ser tuya. Momentos que ocurren a nuestro alrededor, como ocurre la vida a veces, mientras la vemos pasar. Momentos de despedida, aunque sea yo, en este caso, la que se marcha ahora, bajando la calleja estrecha.