lunes, 2 de mayo de 2011

Extraña entrevista

La conexión entre la psiquis y el cuerpo es clara. Está científicamente comprobado que personas que están seguras de padecer una enfermedad pueden desarrollar los síntomas de la misma. Si eso es así, ¿por qué no iba a existir esa relación en otro tipo de vivencias?
Hoy he escuchado en un programa de radio el testimonio de una mujer que sufría de callosidades por todo el cuerpo.
Según contaba, esta señora tenía, en un principio, tendencia a “sobresentir”. ¿Y qué significa sobresentir? os preguntareis. Pues para la entrevistada sobresentir suponía sentirlo todo de manera exagerada. Al parecer, las buenas noticias le provocaban siempre grandes momentos de euforia, pero las malas, las decepciones, los desengaños, todo aquello desembocaba en un gran sufrimiento, todo le dolía, como si algo le creciese por dentro y dejase menos espacio en su interior, creando una presión que la obligaba a retorcerse. Sobresentir suponía que el dolor psicológico podía llegar a ser físico, no porque así fuese más doloroso, sino porque suponía una mayor extensión de aquel dolor. La señora afirmaba que no se podía explicar, que había que padecerlo para hacerse una idea.
Ahora, debido a todos esos callos que invadían su cuerpo (y su interior también, afirmaba ella), producto del "sobresentimiento", ya no era capaz de sentir nada, ningún tipo de sensación, un vacío físico y psíquico, también emocional.
- ¿Es ahora feliz?, ¿sin ningún tipo de sentimiento? –le preguntaba, absurdamente, el entrevistador cuando la mujer finalizó su historia.
- Pues realmente no lo sé, hoy por hoy, no sé, pero también me pregunto si antes alguna vez lo fui.