lunes, 2 de mayo de 2011

Despertar

Corro por este túnel oscuro con la única compañía del eco estridente de mis pasos. Me dejo guiar por la luz del fondo, no puedo ver nada más, no recuerdo nada, ni quién soy, qué hago aquí o qué deseo en la vida, ni siquiera sé si estoy viva. ¿Estoy viva? Entonces recuerdo que quiero vivir, anhelo algo. Lo deseo con todas mis fuerzas y me aferro a ese sueño, a esa certeza. De pronto la luz se desvanece, y aunque sigo avanzando, cada vez es más lejana, se retira como el agua espumosa del mar, una ola obediente que retrocede en la orilla. Ya no oigo mis pasos, sino un rítmico sonido electrónico. Y me pesan los párpados, sé que tengo los ojos cerrados. Con la misma fuerza que me aferro a ese anhelo intento abrirlos. Y ahí estás tú, por fin lo recuerdo todo: mi única certeza, me das la bienvenida con lágrimas de alegría.