lunes, 2 de mayo de 2011

Desafío

Tanto tiempo ocultando aquel secreto, entre risas, manteniendo esa incógnita burlona, sosteniendo mi mano sobre la tuya. Y hoy, mientras paseamos bajo el sol, se apaga tu voz y te desplomas, inerte, para desvelarme tu misterio, el que ya sé, el que no quiere irse contigo como yo no quiero que te vayas. Junto a mi cuerpo, mi sombra da cobijo al tuyo derramado sobre la arena. Tan quieto, tan callado. Me aparto para que te llegue la luz, como si fuese todo lo que necesitaras para levantarte y volver a tomar mi mano. “Vamos, despierta que ya es de día” Y gruñirías, tus pupilas azules asomarían entre dos leves rendijas de pestañas infinitas y te reirías. Pero el sol se está poniendo y sé que no vas a despertarte, como sé aquello que no querías desvelarme. Me quedo allí, mirándote, vacía mi mano y vacía por dentro. Te has ido y no me dejas nada, ni tu sombra, a pesar de los rayos que nos bañan, ni tu recuerdo que me dejará pronto, como tu voz risueña. Tú, misterio, hombre sin sombra, hombre que no deja recuerdo, te desafío, a ti y a tu secreto, mientras escribo esto.