lunes, 11 de julio de 2011

Qué esconderá la Luna

27 días, 7 horas y 43 segundos tarda la Luna en dar una vuelta a la Tierra. Y siempre la vemos igual, sólo nos presenta una de sus caras. “La luna no es de fiar”, pienso mientras observo aquel cuerpo luminoso, lejano, solitario en ausencia de estrellas que la acompañen, en esta oscura y calurosa noche de julio.
“¿Qué esconderá por el otro lado?”. Algo muy grave tiene que ocultar, para mostrarnos siempre esa apariencia perfecta. Quizás pertenezca a una noble familia, tiene que ser alguien importante, sin duda, siendo el quinto satélite más grande del Sistema Solar, con tanta responsabilidad sobre las mareas, esa tarea no puede desempeñarla cualquiera… “¿Qué no querrá mostrar?” Quizás alguna vez, en su larga vida, se enamoró de alguien, un meteorito, puede ser. Ya sabéis, un amor de esos fugaces, incluso inapropiado para su clase, de los que te dejan marcada para siempre, y eso es precisamente lo que esconde, la cara del desengaño, la que no nos deja ver. A lo mejor el meteorito pasó fugazmente, como es propio de su naturaleza, y la Luna no pudo evitar desear que se quedase. Qué tonta la Luna. Pero qué triste debe ser, en verdad, su devenir. Tanto tiempo, moviéndose en círculo, dando vueltas y vueltas sobre lo mismo, la Tierra, los hombres, el panorama que debe verse desde ahí arriba. Y siempre mostrando una intachable presencia, brillando para nosotros, ocultado su tristeza con su apariencia perfecta.
Me alegra que en esta noche de julio no puedan verse las estrellas, te contemplo a ti, Luna, mientras sonrío e imagino también la fugacidad de su vuelta.